El Sporting estuvo 18 años sin ganar a domicilio al Espanyol. Más de 20 partidos repartidos entre 1970 y 1988 sin conocer la victoria en territorio perico.
Nunca es fácil jugar fuera de casa y menos en categorías tan igualadas como LaLiga Hypermotion. Sin ir más lejos, esta temporada podemos encontrar equipos que son muy fuertes en su estadio, pero jugando a domicilio sufren mucho para puntuar. Independientemente del rival que tengan en frente. El Burgos es un gran ejemplo. Los «hijos del frío» son líderes como locales y al mismo tiempo son los segundos peores en la clasificación de visitantes. Pero encontrar una sucesión de resultados fuera de casa tan negativos contra un mismo rival como los del Real Sporting ante el Espanyol en el ecuador de la segunda mitad del S. XX es muy complicado.
Todo comenzó en 2ª División
La temporada 69/70 fue un gran año para ambos conjuntos y también marcó el inicio de esta fatídica racha de resultados. Real Sporting de Gijón y RCD Espanyol estaban luchando por los puestos de ascenso directo a Primera División. Los pericos se llevaron el duelo de la segunda vuelta por 2-1 en el ya demolido estadio de Sarriá. A pesar de ese tropiezo, el conjunto asturiano acabó siendo el campeón de la categoría de plata y los catalanes se colaron en la tercera plaza, justo por detrás del extinto CD Málaga. Blanquiazules y rojiblancos volvían a la máxima categoría del fútbol español de la mano.
A pesar de ascender en la misma temporada, los dos conjuntos llevaron trayectorias muy diferentes. Las dos primeras campañas, tanto asturianos como catalanes, lucharon por la permanencia, pero la victoria en la Ciudad Condal se seguía resistiendo. En la 72/73 el Espanyol dio un paso de gigante y se quedó a tres puntos de ganar una liga que se llevó el Atlético de Madrid. Lo que antes eran empates y derrotas por la mínima se empezó a convertir en resultados muy abultados a favor de los pericos.
Esa tendencia se mantuvo en el tiempo y los problemas del Real Sporting con la permanencia tuvieron un desenlace fatídico en 1976. Los asturianos descendieron siendo colistas durante casi toda la temporada y el Espanyol quedó 4º. Era evidente que ambas instituciones no habían evolucionado igual.
La Copa del Rey dio continuidad a esta racha
El gran momento de forma del Espanyol y el descenso del Real Sporting a la categoría de plata hacían pensar que por primera vez en mucho tiempo los gijoneses no tendrían que visitar Sarriá. Pero el sorteo de Copa fue caprichoso y la racha negativa siguió aumentando. Después de una ida muy igualada en Gijón, los rojiblancos llegaron a Barcelona con opciones de clasificarse.
Pero el Espanyol se llevó la eliminatoria ganando 3-2 a los de Vicente Miera. Cabe destacar que en ese encuentro de vuelta, el entrenador del conjunto asturiano dejó a Quini en Gijón. La leyenda del Sporting acabó esa temporada pichichi de Segunda División y devolvió al equipo de sus amores a Primera.
Parecía hecho a propósito. Tras su ascenso a Primera División, un Real Sporting plagado de buenos jugadores salidos de Mareo y Quini pasando por un gran momento de forma solo tardó cinco jornadas en verse las caras con los pericos. Los blanquiazules volvieron a imponerse por 2-1 y los asturianos volvieron a irse de vacío de Cataluña.
Los años dorados del Sporting era sombríos en Barcelona
Las tendencias se invirtieron y en 1978 el Real Sporting era un equipo en constante crecimiento. La dupla Ferrero-Quini estaba en pleno apogeo y el Real Sporting quedó subcampeón en su segunda temporada después del último ascenso. Los rojiblancos cosechaban contundentes victorias en El Molinón ante el Espanyol, pero cuando visitaban el estadio de Sarriá los fantasmas volvían a aparecer. Esa temporada los barceloneses derrotaron por 1-0 al conjunto gijonés y esa derrota fue una de las que les costó el título de liga.
En esos años el Sporting era un habitual en competiciones europeas y jugaba contra equipos importantes en el continente, pero la derrota por 5-1 en 1981 solo hizo que reafirmar la maldición que había en aquel campo. La Copa les volvió a cruzar y los rojiblancos tuvieron que remontar el 1-0 de la ida en El Molinón. Parecía increíble que un equipo que pasaba por su mejor época como institución no fuese capaz de ganar a domicilio en Sarriá. Mucha gente ya no sabía cómo explicarlo.
Llegó el 88 y su primavera rompió la maldición
Como dice el famoso dicho popular «No hay mal que cien años dure» y la maldición de Sarriá se rompió en marzo de 1988. Un doblete de Joaquín Villa y un tanto desde los once metros de Joaquín Alonso sirvieron para remontar un gol inicial de Pichi Alonso.
El conjunto asturiano se llevaba los tres puntos de la Ciudad Condal por primera vez en 18 años y respiraba aliviado quitándose de encima los fantasmas que les perseguían cada vez que visitaban el antiguo estadio del Espanyol. Desde entonces el balance ya ha estado más igualado y este fin de semana tendremos una entrega más de un duelo que guardaba esta historia detrás.